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Bruce LaBruce, el filósofo del porno: “La pornografía puede ser arte”

Bruce LaBruce, el filósofo del porno: “La pornografía puede ser arte”

Justin Stewart (Toronto, 61 años) no descubrió el sexo colándose de adolescente en una sala X u ojeando una revista Playboy bajo las sábanas. Stewart, más conocido como Bruce LaBruce, descubrió el sexo de una manera más poética y literaria. “En los años setenta, cuando era niño, mis hermanos ya iban a la universidad y traían a casa libros como Trópico de cáncer, de Henry Miller, o El almuerzo desnudo, de William Burroughs. Me gustaba robárselos para leer los pasajes más obscenos”, recuerda el transgresor cineasta, fotógrafo y escritor en conversación telefónica con EL PAÍS. “Siempre he sentido mucho morbo por el sexo”, añade LaBruce, mundialmente famoso por sus películas e imágenes gorn, una fusión de gore y porno.

LaBruce afirma que la pornografía, como la masturbación, es algo a lo que casi todo el mundo se entrega, pero de lo que nadie quiere hablar. Él, en cambio, lleva más de 40 años construyendo un personaje, una trayectoria artística y un corpus de tratados hablando exclusivamente sobre el porno. No tiene pelos en la lengua sobre el sexo y su propia vida sexual. Es más, siempre está dispuesto a dar detalles. “Me crie en una granja pequeña, rodeado de animales. Mi padre era granjero, criaba y cazaba. Así que crecí viendo cómo mataba animales y cómo los cruzaba. Teníamos un toro enorme. Me pasé la infancia viendo a ese toro follar con su enorme pene. Era bastante pornográfico”, dice. Eso podría explicar las grandes dosis de violencia y sexo explícito que hay en su obra, una mezcla de técnicas del cine independiente y pornografía gay en la que abundan personajes marginales como skin-heads, punkis y sadomasoquistas.

El artista canadiense aborda la pornografía como una herramienta de análisis y crítica social. Ahora publica en España sus Diarios Porno. Cómo triunfar en el hardcore sin ni siquiera proponérselo (Editorial Cántico), un compendio de textos breves en los que reflexiona sobre la representación explícita del sexo y la identidad queer y su relación con la política y el capitalismo.

Toda su obra linda entre el arte —su creación ha sido exhibida y forma parte de los fondos del MoMA de Nueva York— y la marginalidad —su largometraje L. A. Zombie fue prohibido en Australia en 2010—, entre la controversia —Otto, or Up With Dead People fue una de las películas más polémicas en los festivales de Sundance y Berlín en 2008— y el escándalo —su exposición fotográfica Obscenity sufrió un ataque de cócteles molotov en Madrid en 2012—. Él, que se define como una izquierdista radical, una marxista queer punk, siempre se ha sentido cómodo con las dualidades y la provocación. La edad no lo ha amansado. Su última película, The Visitor, revisita y rinde homenaje a Teorema de Pasolini, filme de 1968 que se adentra en la casa de una familia burguesa sacudida por la llegada de un misterioso visitante. En su versión, un refugiado es quien pone a una familia rica literalmente patas arriba.

En la película 'The Rapsberry Reich' (2004), Bruce LaBruce incorpora la iconografía del Che Guevara en la historia de un grupo de terroristas cuya misión es la revolución gay.
En la película 'The Rapsberry Reich' (2004), Bruce LaBruce incorpora la iconografía del Che Guevara en la historia de un grupo de terroristas cuya misión es la revolución gay.Bruce LaBruce (Bruce LaBruce)

Pregunta. Lleva toda su vida sosteniendo que la pornografía puede ser un acto político, una forma de protesta. ¿De qué manera eso es posible?

Respuesta. Para mí el porno es político porque inicialmente lo utilicé para llamar la atención sobre qué es ser gay y qué es ser queer. La derecha homófoba es muy honesta a la hora de odiarnos. No lo oculta. Y la izquierda es tolerante con los gais, siempre y cuando nos comportemos bien y no hagamos escándalos o seamos sexualmente radicales. Empecé a hacer mi cine como una forma de protesta contra esas dos tendencias. Empecé en la escena punk, en una izquierda muy radical. Incluso en esa escena había mucha homofobia y misoginia. Mis amigas mujeres y yo comenzamos a hacer películas centradas en la mujer y en los gais y lo queer. Enseñábamos el sexo homosexual como un desafío, con una premisa: si eres tan progresista y subversivo, deberías poder aguantar ver un poco de sexo anal.

P. En Diarios Porno afirma que ya no ve porno.

R. Bueno, creo que debería rectificar. Sí veo porno, pero no lo sigo. No sé quiénes son las últimas estrellas ni estoy al tanto de las últimas noticias de la industria. Tampoco estoy suscrito a páginas porno. Sí consumo pornografía a diario como parte de mi vida sexual, aunque también encuentro inspiración en otras imágenes. Por ejemplo, odio los deportes. Tengo eso en común con John Waters. Pero si veo algún deporte en televisión, lo consumo como porno. También encuentro inspiración en cierto cine mainstream, como en las películas de Lars von Trier, e incluso en un desfile de moda. Cualquier cosa puede ser porno si tu mente se lo propone.

P. Ahora el porno está normalizado. Está en todos lados: la publicidad, las redes sociales, los videoclips. ¿Eso es algo positivo o negativo?

R. Es positivo y no lo es. Hay mucha esquizofrenia en el mundo contemporáneo sobre el sexo, la pornografía y las imágenes sexuales explícitas. Lo puedes ver claramente en la moda. Ahora el estilismo de las famosas está muy influenciado por las strippers y las prostitutas. Las grandes marcas se han apoderado de esa estética marginal y las celebrities van con la menor cantidad de ropa posible. Pero, por otro lado, esas mismas famosas dicen que no quieren hacer escenas de sexo o que no quieren ser sexualmente cosificadas. Hay una nueva ola puritana que atraviesa toda la cultura, incluso entre los más jóvenes. Hay un movimiento anticuerpo y antisexo, y al mismo tiempo la pornografía lo ha copado todo: la moda, la cultura pop, las series de televisión…

P. En esta sociedad hipersexualizada, ¿tenemos más o menos sexo?

R. Todo el mundo dice que las nuevas generaciones son menos sexuales o que están menos interesadas en el sexo. Yo creo que tienen más miedo a la intimidad que al sexo. También hay una preocupante tendencia conservadora, casi bíblica, que defiende que el sexo solo debería practicarse para la reproducción. Ya sabemos a dónde lleva eso: a más hombres contratando a prostitutas. Mejor dicho, a más hombres pagando a otros hombres por sexo.

Una de las fotografías eróticas de Bruce LaBruce. "El porno nos permite tomar conciencia sobre nuestros impulsos sexuales reprimidos de una forma que considero saludable", afirma el artista.
Una de las fotografías eróticas de Bruce LaBruce. "El porno nos permite tomar conciencia sobre nuestros impulsos sexuales reprimidos de una forma que considero saludable", afirma el artista.Bruce LaBruce (Bruce LaBruce)

P. Dice que el capitalismo nos explota y emplea todos sus recursos para distraernos de nuestras necesidades sexuales. ¿Cómo podemos luchar contra ese mecanismo capitalista?

R. Es la eterna pregunta. El porno nos permite tomar conciencia sobre nuestros impulsos sexuales reprimidos de una forma que considero saludable. Nos invita a reconocer esos impulsos y a complacerlos o satisfacerlos casi de manera terapéutica. Hay mucha vergüenza sobre el porno y sobre el sexo recreacional. Los críticos dicen que desensibiliza a las personas sobre los aspectos emocionales del sexo. Yo no estoy de acuerdo, al menos en lo que respecta al sexo gay. El sexo por sí mismo puede ser algo muy personal e íntimo. Para los gais es más fácil compartimentar y decir: “Ahora voy a tener sexo solo por placer”. Yo he ido a saunas gais durante muchos años. Es más, a mi marido y a una de mis parejas más largas les conocí en una sauna.

P. En su libro afirma que el porno puede ser arte. ¿Realmente lo cree?

R. Para mí toda la pornografía es arte porque detrás hay un esfuerzo creativo y personas creativas. Aunque no tenga una intención artística, la pornografía puede ser arte. Eso sin contar a los técnicos de iluminación y sonido, los montajistas y un montón de personas que también trabajan en el cine convencional. De hecho, al principio, las personas que hacían cine porno trabajaban en el cine tradicional. El porno puede ser un buen o un mal arte, pero en definitiva es arte.

P. Ahora, con las nuevas tecnologías, todo el mundo puede ser estrella porno o dirigir una película X. OnlyFans es el mejor ejemplo.

R. Con OnlyFans la gente se pone muy creativa. En esa plataforma todo se trata de construir tu propia marca, tu personaje y tu audiencia, de crear un mundo que atraiga a seguidores. Yo creo que es muy creativo y ha democratizado el porno. Antes, solo podían crear pornografía quienes tenían una cámara y el equipamiento adecuado. Ahora, con un teléfono móvil, es suficiente.

P. ¿Hay más creatividad en OnlyFans que en la industria porno convencional?

R. Se podría decir que sí. OnlyFans ha liberado a muchos actores y actrices. Ahora muchos de ellos sienten que pueden ser sí mismos y ya no tienen que dar su dinero a agencias o intermediarios. Hay un movimiento porno más artístico, más experimental, más democrático en tipos de cuerpos que se enseñan, de géneros y de estilos. Para mí todo eso ha legitimado la idea del porno como una empresa creativa.

En 2012, LaBruce presentó en España una exposición con provocadores retratos que representaban la imaginería de santos. En la imagen, la actriz Rossy de Palma.
En 2012, LaBruce presentó en España una exposición con provocadores retratos que representaban la imaginería de santos. En la imagen, la actriz Rossy de Palma.Bruce LaBruce (Bruce LaBruce)

P. ¿Hay más mujeres dirigiendo y produciendo?

R. Absolutamente. En los años ochenta, solo estaban Candida Royalle y Annie Sprinkle, dos pioneras femeninas del porno. Ahora hay mucho cine porno independiente hecho por mujeres. Yo trabajé cuatro veces con la compañía de Erika Lust. Erika está en Barcelona y dirige una empresa de porno ético y feminista que hace cine desde el punto de vista femenino: hecho por mujeres, protagonizado por mujeres, y desafiando la representación de la mujer.

P. El principal argumento de quienes se oponen al cine para adultos es la explotación sexual.

R. Siempre he sostenido que hay mucha explotación en la pornografía. El porno tiende a atraer a personas que han tenido algún tipo de trauma sexual en sus vidas y en la industria mainstream hay mucha gente dispuesta a aprovecharse de eso, a explotar eso. Ahora está más regulado en términos de consentimiento, de monitoreo, de control de enfermedades de transmisión sexual. Pero siguen cometiéndose abusos, como en cualquier industria.

P. Dice que los gais nos hemos vuelto tan aburridos como los heterosexuales. ¿El colectivo se ha vuelto más conservador?

R. Mis peores temores se han hecho realidad. Cuando te alejas de las personas más radicales, más avanzadas, más perversas y más políticamente subversivas del mundo gay, entonces traicionas las raíces del movimiento liderado por esas personas: las mujeres trans, los leather, los fetichistas y toda la gente que desafía las ideas de monogamia, matrimonio, etc. Ha sido un error volverse tan convencionales y complacientes. Está creciendo la homofobia y estamos perdiendo derechos por el auge de un movimiento conservador y autoritario que atraviesa todo el mundo occidental. Quizá sea hora de que vuelvan los radicales olvidados que lucharon por nuestros derechos.

P. Usted es especialmente crítico con un fenómeno muy actual: el de los gais que quieren formar parte de las instituciones conservadoras que los rechazan y que adoptan los valores familiares del matrimonio y los hijos.

R. Así es. Pero el fenómeno de asimilación no es algo nuevo. Siempre ha ocurrido. Mire el caso de Roy Cohn. Era un abogado gay que se convirtió en mano derecha de McCarthy para perseguir a los homosexuales y comunistas que había dentro del gobierno de Estados Unidos. Cohn también fue el mentor de Donald Trump. Muchas de las políticas de Trump vienen de Roy Cohn, un hombre abiertamente gay y aficionado al fetichismo. El movimiento de liberación gay de los setenta era muy de izquierdas, progresista y estaba alineado con los movimientos feminista y negro. Todos luchaban contra el imperialismo, contra la desigualdad económica y social. Ahora estamos muy lejos de todo eso, tan lejos que ser gay ya ni siquiera es un indicador fiable de progresismo. Mire el ejemplo de Caitlyn Jenner. Es la mayor defensora de Trump y del movimiento MAGA. Pese a todo, hay gente en la comunidad trans que la defiende o apoya solo por ser trans. Eso es un gran error.

“Los jóvenes tienen más miedo a la intimidad que al sexo”, asegura LaBruce. En la imagen, otra escena de su extensa obra cinematrográfica, que abarca quince largometrajes.
“Los jóvenes tienen más miedo a la intimidad que al sexo”, asegura LaBruce. En la imagen, otra escena de su extensa obra cinematrográfica, que abarca quince largometrajes. Bruce LaBruce (Bruce LaBruce)

P. La mujer ha sido cosificada durante siglos. Pero tengo la impresión de que ahora el hombre también está siendo cosificado.

R. Esto ocurre desde los años setenta, desde la segunda ola del feminismo. Hay un episodio del show de Mary Tyler Moore en el que Mary empieza a salir con un instructor de esquí muy guapo, un tío buenorro, pero no muy brillante. Todos la critican por acostarse con ese hombre. Entonces ella dice: “Los hombres llevan siglos haciendo lo mismo. Ya era hora de cambiar las tornas y que ellos sean objetos”.

P. También llevamos años hablando de la reivindicación de los cuerpos no normativos, pero ahora los cuerpos normativos vuelven a ostentar la hegemonía en nuestra cultura. ¿Qué está ocurriendo?

R. Hace cinco o siete años hubo un momento en el que realmente vimos una diferencia en las pasarelas y en la cultura. Por un instante realmente tomamos conciencia sobre los cuerpos no normativos. Hasta Karl Lagerfeld incluyó cuerpos no normativos en sus desfiles. Pero en el clima político e ideológico actual hemos retrocedido, hemos vuelto a lo opuesto: a la exaltación sin culpa de la gente super delgada y al enaltecimiento de la masculinidad. Llevamos unos años de exceso de corrección política y ahora hay un movimiento en la dirección contraria, con gente de la moda diciendo: “Voy a hacer lo que quiero, solo voy a contratar a modelos blancos y delgados para mi próximo desfile”. La izquierda se pegó un tiro en el pie por su exceso de corrección política. Quizá encontremos un equilibrio en el futuro. Pero sospecho que todo irá a peor. Mientras más autoritaria y fascista se vuelva Estados Unidos, más resistencia y revolución veremos. Los próximos cuatro o cinco años serán interesantes…

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